Las autoridades de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, expresamos nuestro rechazo y preocupación con la situación de violencia extrema a la que es sometido nuestro comprovinciano Victor Hugo Saldaño, que lleva preso casi 24 de sus 47 años de vida en el corredor de la muerte de la cárcel Allan B. Polunsky Unit, en Livingston, Estado de Texas. [25.11.2019]
Dicha situación ha sido designada “técnicamente” por organismos de DD.HH como tortura física, psíquica y ubicua ya que no sólo lo es para Víctor Hugo, sino también para su mamá, Lidia Guerrero y su entorno familiar, con quienes expresamos nuestra solidaridad.
Entendemos que, lo terrible de la pena de muerte es su legalidad: la coincidencia de fuerza violenta y derecho. Después de esa muerte legal no hay nada. Ni revisión, ni pedagogía, ni rehabilitación, ni reinserción, es un más allá de la vida que condiciona ecosistémicamente y autoinmunemente todas las ejecuciones sumarias con distinto nombre, materiales y simbólicas que nos atraviesan: gatillo fácil, doctrina chocobar, aborto clandestino y otros. Es la sinrazón inherente a la razón del más fuerte.