La antigua discusión del texto y el contexto se profundiza a la hora de pensar el desarrollo de algunas temáticas en determinados espacios de discusión como las Universidades. ¿Qué llega antes? ¿La necesidad de encontrar herramientas desde la literatura, la pintura o la fotografía para poder enfrentar las crisis globales que promueve el neoliberalismo salvaje? ¿O aparecen esos mensajes desde los libros antes, como si el pasado fuese el futuro y viceversa? Lo cierto es que la fuerza del mensaje de John Berger permeó, mes a mes, en una experiencia inédita donde unas 50 personas asistieron a la Cátedra Libre donde se recuperó, interpretó y rediscutió la actualidad de su obra.
La Cátedra Berger, planteó “la posibilidad de recuperar las diversas miradas de Berger, no sólo sobre la estética, sino también sobre la fotografía, la plástica, el diseño, la comunicación”. María Paulinelli, profesora de la FCC y motorizadora del proyecto dice: “Su representación señala la amplitud del arte actual como posibilidad de ver y de crear. Y se relaciona con el mundo en que vivimos, esta contemporaneidad que nos contiene y define. Critica la deshumanización de los procesos modernizadores y contemporáneos y propone la recuperación de la humanidad del mundo, en la delimitación de la esperanza como posibilidad de transformación”.
Organizado por las Secretarías Académicas y de Extensión FCC, este espacio de reflexión y comprensión, contó con la participación de Guillermo Franco, Rodrigo Fierro, Emilio Garbino Guerra, Miguel Novero, Roy Rodríguez, Pablo Natta, Pablo Carrizo, Pía Reynoso. Gustavo Gros y la propia María Paulinelli.
La presencia de la palabra y de la mirada de Berger se confundió con el cotidiano de los asistentes a la cátedra durante los últimos meses. Y se vio reflejado en la pasión de las discusiones alumbradas en cada encuentro. De esos encuentros surgió la posibilidad de que los asistentes abordaran creaciones propias siguiendo criterios éticos y estéticos delineados en la obra de Berger. Los alumnos coinciden en señalar que cada cotidianeidad se llegó de la mirada clara de Berger, su esperanza, entre los dientes. “Hay una gran diferencia entre esperanza y optimismo. Hoy en Europa la gente habla de optimismo y pesimismo. ¿Eres optimista? Pero no es como en el caso del orgullo y la modestia, que son gemelos. El optimismo es un cálculo, hecho a la luz de datos colectados. Es lo que hacen los inversionistas. Lo suyo es un cálculo, si no cínico, por lo menos escéptico. La esperanza es algo muy diferente. Es una respuesta hecha en la oscuridad. ¿A qué?, no estoy seguro que podamos saberlo, pero es una respuesta hecha a oscuras. Vivimos tiempos oscuros pero tal vez se nos olvida que muchas otras épocas han sido oscuras, lo cual no ha extinguido todas las luces. Las luces continúan”. Esas luces estuvieron este año en la primera experiencia de un Cátedra Libre sobre la obra de John Berger en Latinoamérica. Y fue en la Universidad de Córdoba. La misma que cien años antes iluminó otras oscuridades.